Descripción
En La muerte de la Virgen, los apóstoles rodean afligidos el lecho mortuorio de la Virgen, mientras los ángeles giran a su alrededor para recibir su alma. Es una composición multitudinaria en la que cada persona muestra su dolor de distinta forma. La habitación está adornada con grandes cortinajes, tapetes y una cama con dosel. El juego de luces y sombras está estudiado para que la atención se centre en la Virgen muerta y en el rompimiento de gloria que ocupa toda la parte superior de la estampa, donde Rembrandt utiliza líneas muy largas y cruzadas. En esta estampa es donde por primera vez utiliza, de manera generalizada, la punta seca sobre la plancha limpia antes de completarla con el aguafuerte. A partir de este momento, esta técnica se convierte para Rembrandt en un verdadero medio de expresión artística.
Durante sus primeros años en Leiden, Rembrandt utilizó por primera vez la técnica del aguafuerte, técnica que le gustaba por estar muy próxima al dibujo y porque manejaba los instrumentos de grabar con la misma facilidad con que utilizaba la pluma. En 1628 realizó sus primeros aguafuertes fechados en los que aparece su anciana madre. Desde entonces realizó aguafuertes de retratos, paisajes, escenas de género y temas bíblicos. Uno de sus aguafuertes religiosos más famosos es La muerte de la Virgen, de 1639. Es el primer grabado en el que utiliza la punta seca de manera generalizada, y el más grande después de Los cien florines.
Existen tres estados de este grabado y la Biblioteca Nacional conserva dos excelentes ejemplares del segundo estado. La escena puede relacionarse con la obra de Durero La muerte de la Virgen, que Rembrandt compró en una subasta en 1638, y también con varios dibujos de esta época, como La muerte de Jacob o los de Saskia enferma en la cama.
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